La doctora María de Villarreal se define al lado de los más pobres de Tamaulipas

Palmillas, Tamaulipas.- De pronto… aquel pueblo postergado en el tiempo, custodiado por una iglesia de más de cuatro siglos, de calles estrechas y solitarias, se vió animado por la sonrisa de sus niñas y niños que jugaban alegres con balones y recorrían felices en sus triciclos y bicicletas.

Hacia el atardecer, cuando nacía la noche al pie de las montañas más remotas y milenarias de Tamaulipas, las luces de un árbol de Navidad, coronaron una jornada de apoyos familiares, de regalos, de solidaridad, de políticas públicas humanistas y de entusiasmo colectivo.

Ciertamente para quienes recibieron, y para quienes llegaron para dar emotividad y alegría, este diciembre será algo que perdurará en la memoria.

¿Qué fue lo que ocurrió hace unos días en la cabecera municipal de Palmillas?

Una mujer de espíritu sensible, alejada de la vana palabrería, y definida en su vocación de servir a los más pobres de Tamaulipas, hizo su arribo al centro del altiplano, con un cargamento de apoyos y de regalos.

De esta manera, la presidenta del DIF Tamaulipas, la doctora María de Villarreal, ha definido desde los primeros días del nuevo sexenio, su política de asistencia social, al lado de las comunidades y pueblos más necesitados de nuestro estado.

Ubicado justo en el centro de una región geográfica de más de tres mil metros sobre el nivel del mar, cubierto por cuatro siglos de soledad, con sus veredas polvorientas donde los tallos de los cactus parecen elevar al cielo sus oraciones de espinas, el pueblo de Palmillas se erige como vigilante eterno en el ombligo del altiplano tamaulipeco.

Desde la carretera que serpentea entre la visión surrealista de la vegetación semidesértica, se observan los caminos y brechas de polvo que parecen no ir hacia ninguna parte. Hablamos de un páramo emparentado con la narrativa literaria del escritor Juan Rulfo y su “Llano en Llamas”.

Tula, Jaumave, Miquihuana, Bustamante y Palmillas, son los cinco municipios de este microcosmos, asentados sobre una superficie de 8 mil 518 kilómetros cuadrados, al que también se conoce como el IV Distrito. Su territorio geográfico, es superior a estados como Morelos, Tlaxcala y Aguascalientes, sin embargo, en materia demográfica, (según el censo del 2020), alcanza apenas poco más de los 55 mil habitantes.

Por estos rumbos del semidesierto tamaulipeco, donde habitan las familias con mayor índice de pobreza, se adentró el pasado miércoles una caravana del DIF Tamaulipas, encabezada por su presidenta, la doctora María de Villarreal, sus directoras y directores de las diversas áreas de la asistencia social, a los cuales ya desde ahora se les conoce como los mensajeros de paz, amor y esperanza.

En esta ocasión, los visitantes no iban armados con lucidores discursos, sino con una agenda de múltiples apoyos para los habitantes de las comunidades rurales y de los pueblos alteños. Más de 400 obsequios, entre colchones, estufas, cobijas, tinacos, baterías de cocina, vajillas, molinos, carretillas y poseras.

Pero no solo este tipo de utensilios para el campo y el hogar, sino que, hubo obsequios que hicieron la alegría de las niñas y niños del altiplano.

Se repartieron también balones, muñecas, triciclos y bicicletas, sin faltar decenas de piñatas y cientos de bolsas con dulces y otras golosinas, con lo cual esta noble institución de la asistencia social en Tamaulipas, definió su vocación humanista, al lado de los pequeños, cuyos padres carecen del dinero para comprarles juguetes, en esta época del año.

MAS DE 11 MIL 802 DESAYUNOS ESCOLARES PARA LA NIÑEZ DE LA ALTIPLANICIE

Uno de los temas que más trasciende, dentro del amplio y diversos paquetes de apoyos sociales que la doctora María de Villarreal hizo posible en el altiplano, es la estrategia que consiste en dotar a la niñez de esta región durante el periodo vacacional decembrino, de un desayuno caliente y nutritivo.

De manera que en esta época Navideña, la población infantil y adolescente de sus cinco municipios, puedan seguir contando con el beneficio de las políticas públicas, trazadas por el gobierno del doctor Américo Villarreal Anaya.

LA NAVIDAD EN EL ALTIPLANO, SIN PRECEDENTESEN LA HISTORIA DE LAS FIESTAS DECEMBRINAS TAMAULIPECAS

«Mi esposo Américo hubiese querido estar con ustedes, pero su agenda de trabajo no se lo permitió. Pero les envía un gran saludo y sus mejores deseos para esta Navidad y año nuevo», les dijo la doctora, en su breve mensaje de llegada al evento.

El convivio que los mensajeros de paz, amor y esperanza del DIF Tamaulipas y su presidenta María de Villarreal llevaron a cabo, no tiene precedentes en la historia oficial, pues nunca antes se había presentado un evento de esta magnitud y naturaleza afectiva, a favor de las comunidades campesinas más vulnerables.

Alrededor de las tres de la tarde, hizo su arribo la doctora María de Villarreal, y su intervención al micrófono fue breve, como es su estilo, con un mensaje directo, pero preciso, invitando a estar contentos y en armonía. De inmediato, dio inicio la rifa de regalos, y posteriormente los chiquitines quebraron infinidad de piñatas.

La dinámica de la convivencia y el festejo masivo, rompieron por más de cuatro horas con el aislamiento y la soledad en que se encuentran estas comunidades, cuyas familias resultaron beneficiadas por numerosos regalos, para ellos y para sus pequeños hijos.

No faltaron los personajes cuyo papel, constituye el contrapunto de la Navidad: Santa Claus y el Grinch. Por cierto este último, llegó hasta la fiesta navideña, montado en un burrito de la región.

Al final ambos, Santa y el personaje verde olvidaron sus diferencias y se fundieron en un abrazo de paz y esperanza, para que a la región del altiplano, le siga yendo bien, sobre todo ahora que el DIF Tamaulipas, presidido por la doctora María de Villarreal, ha puesto en primer lugar, las necesidades de los grupos sociales más desprotegidos.

Hacia las cinco de la tarde, llegaron los tamales y los asistentes, disfrutaron de este delicioso platillo, en medio de una tardecita palmillense que ya obligaba a ponerse las chamarras y los suéteres. Cada uno de los cinco municipios participantes participaron a través de sus autoridades municipales.

Ya eran casi las ocho de la noche, cuando la doctora María de Villareal, luego de participar en el encendido del pino natural de la región, les comunicó a sus cientos de anfitriones, que la rifa de regalos seguía su curso y que ella retornaba a la capital, deseándoles una feliz Navidad y un mejor año 2023.

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